martes, 17 de mayo de 2011

Los mundos

El hombre sabio estaba empeñado en descubrir si había vida fuera de su mundo. Con tal  fin, pasaba las horas y los días observando por su telescopio. Cierta noche, dijo a su complaciente esposa:
-¿Sabés? Hoy he tenido la intensa sensación de que un ojo gigantesco me miraba desde el cielo.
-Tonterías –dijo ella- Vamos, la cena está lista.
En aquel mismo instante, en un lugar muy distinto, alguien decía:
-¿Sabes, papá? Hoy al estar jugando con mi microscopio, me ha parecido sentir que un ojo diminuto me observaba desde el portaobjetos.
- Bah, tonterías –dijo el padre- Andá, la cena está lista. 

Jorge Marín P. Más cuentos brevísimos latinoamericanos